Estos comicios definirán el futuro polÃtico del primer ministro Mustafa al Khadimi, quien aspira a otro mandato. El nombre del futuro jefe de Gobierno todavÃa es una incógnita
Más de 24 millones de iraquÃes están convocados este domingo a las urnas para votar en unas elecciones legislativas anticipadas, fruto de las fuertes protestas antigubernamentales de hace dos años, en un clima de apatÃa generalizado en el paÃs, golpeado por la corrupción, la crisis económica y la rivalidad entre Estados Unidos e Irán, dos aliados del actual Gobierno.
Unos 3.000 candidatos, entre ellos 900 mujeres, se disputan las 329 bancas del Parlamento federal en los quintos comicios desde el derrocamiento de Saddam Hussein en 2003 tras la invasión estadounidense, y los segundos desde la derrota militar del Estado Islámico (EI) hace cuatro años con la ayuda tanto de Washington como de Irán.
Los comicios definirán el futuro polÃtico del primer ministro Mustafa al Khadimi, quien aspira a otro mandato, mientras que el nombre del futuro jefe de Gobierno es aún una incógnita, dadas las complejas negociaciones que suelen seguir a las legislativas.
La votación estrenará un nuevo sistema electoral de circunscripciones uninominales, que cuenta con un cupo femenino de 83 escaños, para favorecer a candidatos independientes en detrimento de los tradicionales bloques polÃticos basados en afiliaciones religiosas, étnicas o de clanes.
Sin embargo, el diario Mada de Bagdad, crÃtico del Gobierno, publicó una investigación sobre cómo los principales bloques polÃticos intentaron eludir el “voto de protesta” al aliarse con candidatos “independientes solo en los papeles” y con “listas cÃvicas de hecho ligadas a las coaliciones” en el poder, reportó la agencia de noticias ANSA.
Por eso, parece que las esperanzas de cambio de la población son magras.
Estas elecciones son celebradas con un año de anticipación como concesión a la ola de protestas de 2019, en las que miles de manifestantes -principalmente jóvenes- salieron a las calles para denunciar la corrupción, el desempleo y los deficientes servicios públicos en el paÃs.
Las protestas hace tres años fueron fuertemente reprimidas por las autoridades y milicias progubernamentales, que usaron munición real para disolverlas, lo que dejó un saldo de cientos de muertos. Incluso en los meses siguientes, decenas de personas fueron asesinadas, secuestradas o intimidadas en unas acciones que los manifestantes atribuyen a grupos proiranÃes que apoyan al premier.
En medio de este contexto de protesta popular, muchos activistas llamaron a boicotear las urnas, que podrÃan registrar una abstención récord.
Un llamado que hace eco en muchos iraquÃes, decepcionados con la clase dominante, cercana a Irán y respaldada por Estados Unidos. Según los expertos, los principales partidos seguirán aferrados al poder.
“Se supone que las elecciones son una señal de reforma pero, irónicamente, quienes abogan por la forma escogen no participar (…) como protesta ante el statu quo”, indicó Ramzy Mardini del Instituto Pearson de la Universidad de Chicago, según consignó la agencia de noticias AFP.
Si bien la polÃtica iraquà está profundamente polarizada en aspectos como la presencia de tropas estadounidenses o la influencia del vecino Irán, los bloques deberán salvar sus diferencias para nombrar un primer ministro.
El cargo suele estar reservado a un chiita, la comunidad musulmana que representa un 60% de los 40 millones de habitantes del paÃs frente a un 32-37% de los sunitas, la otra rama mayoritaria del islam.
Cualquier candidato deberá contar con la bendición tácita de Teherán y Washington, enemigos declarados y a la vez aliados de Bagdad.
Pese a ser el segundo mayor productor de energÃa de Medio Oriente, Irak está quebrado por la corrupción y la crisis económica, con un tercio de la población en la pobreza.
Largamente golpeado por la guerra, el paÃs enfrenta además las consecuencias directas e indirectas de la insurrección islamista, aún activa en el centro y norte del territorio y personifica en el EI.
Con grupos armados vinculados a los principales bloques polÃticos, muchos iraquÃes temen por la seguridad después de los resultados. Por eso, una docena de Gobiernos occidentales, incluido Estados Unidos, pidieron el miércoles a “todas las partes respetar el cumplimiento de la ley y la integridad en el proceso electoral”, mientras que la ONU y la Unión Europea desplegaron observadores.
Fuente:Télam